Son las doce del mediodía, te he llamado
pero no estabas
Al poco rato ha sonado el teléfono, me has
devuelto la llamada
Solo para decirme que no te interesa hablar
conmigo
O sea, que
me tratas como a todos tus viejos amigos
Aun recuerdo cuando de niño me gustaba
jugar a ser tu perrillo
Creo que los dos necesitábamos entonces del
mutuo cariño
Luego me enseñaste como se juega, se pelea,
como se lee un libro
Y como se
cuestiona todo lo que viene allí escrito
Después vino lo de matar al padre y a ti me
toco pagar el pato
Pasó el tiempo la relación pareció curarse
y los rencores enterrados
Pero luego los daños mutuos, la distancia y
esas verdades entre ambos
Que nunca
nos dijimos pero que han acabado por alejarnos
Se que la vida no es justa, que me cabreo
fácilmente
Pero se que la solución no es mantener esa
herida siempre caliente
No querrás acabar siendo otro ser oscuro,
encerrado en su torre
Porque el
rencor es la putrefacción del miedo y poco a poco te come.
(L.C.Crespo Aguirre, 2018.07.22)
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